"Profesor -me refirió un alumno de la universidad donde trabajo-, he sido elegido por mis compañeros de promoción para hablar en la ceremonia de nuestra graduación". En seguida me preguntó: "¿Qué puedo decir?"
Le inquirí: "Tienes tanto que decir, ¿verdad?". "Demasiado, y no sé...", me respondió, terminando su respuesta con gestos de remolino.
Entonces, concluí: "Ya entiendo, la cuestión no es tanto qué dirás, sino cómo lo dirás: sobre todo, cómo iniciarás y cómo terminarás".
Para pronunciar un discurso de forma eficiente aplique la Tríada ERA.
Le inquirí: "Tienes tanto que decir, ¿verdad?". "Demasiado, y no sé...", me respondió, terminando su respuesta con gestos de remolino.
Entonces, concluí: "Ya entiendo, la cuestión no es tanto qué dirás, sino cómo lo dirás: sobre todo, cómo iniciarás y cómo terminarás".
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